Por Luis Alberto Zuleta.
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Se traza una delgada línea entre los dos conceptos y en la profunda esencia de las dos explicaciones existen más variables en el área de intersección que en la diferencia. Recientemente, visito el colegio de mi hija porque al llegar a casa el primer día de este año calendario, me cuenta que de ahora en adelante solo tendrá una profesora para que le enseñe 7 materias que son las principales. Definitivamente capta mi atención ya que desde mi perspectiva esto es una especie de locura en un colegio en el que no faltan ni los recursos, ni las instalaciones y menos la posibilidad de entender que el mundo visto desde una sola persona no puede ser igual que el mundo visto desde varias. Al intentar conversar con los directivos de primaria, dos semanas después, aprendo que ahora mi hija está en un piloto que llaman educación nuclear, que es la última maravilla en teorías de educación y que por favor confíe en ellos porque para eso la matriculé allá. Fue una encantadora charla de una hora en la que director, asistente y profesor nos argumentaron, nos dieron razones, nos pidieron confiar y creer en ellos, nos mostraron artículos, nos contaron de otros pilotos en Colombia y el mundo, nos aseguraron que ellos si pueden (y por eso la tengo allá) pero en la que nunca pudimos obtener un dialogo para construir con ellos de tal forma que nuestros temores, inquietudes, incertidumbres, ignorancia y ganas de ser parte del equipo de ellos se hubieran podido resolver. Hoy eventualmente somos parte del equipo: desde el balcón.
El liderazgo tradicional lo entendemos como el arte de guiar a otros a lograr sus propósitos y los de las organizaciones para las que trabajamos, o seguimos o nos tocaron como parte de nuestro sistema. Atribuimos al líder características de inteligencia, fuerza, encanto, estrategia, control, responsabilidad, visión, planeación, subordinación, en fin un ser que logra incorporar y utilizar múltiples destrezas que lo hacen tremendamente exitoso para conducir las riendas de nuestras instituciones. El camino, tradicionalmente, ha sido trazado desde los observadores de la razón y por ende el arte del liderazgo es dibujado con más frecuencia desde el cómo indicar, mostrar, imponer, inculcar, dirigir, subordinar, convencer y argumentar posiciones que otros deben seguir. A este líder lo llamamos el líder con enfoque único o lineal. Su capacidad para diseñar y ejecutar proyectos hace que sus esfuerzos se centren en la planeación bien pensada, la ejecución con disciplina y rigor y los cierres con resultados esperados. Control y disciplina: los dos grandes ejes de este paradigma de liderazgo administrativo. Es el paradigma construccionista y en él la visión que se tenga se obtiene a través de recursos bien administrados. Los procesos se convierten en el foco principal de este enfoque y el arte está en que se gestionen de manera adecuada. Coloca en el frente de su arte el resultado que se debe obtener y justifica los medios que use con ese foco en mente. Es un genuino intento por dar a los demás lo mejor de nosotros, sin querer necesariamente entrar en diálogos o posibilidades de escuchar otras propuestas. Debido a todo lo anterior, el líder lineal juzga desde su observador – la razón - y emite decisiones como consecuencia de sus juicios.
Ese día en el colegio aprendimos del liderazgo tradicional. Cuando nos envían esas magnificas invitaciones a que nos conectemos con el colegio, nos pongamos la camiseta y construyamos el futuro de nuestros hijos, realmente es una invitación a ir a bazares y bingos, terminar todas las actividades que no acabaron en el colegio que se llaman tareas, sentarse muy juicioso y preferiblemente en silencio cada fin de término a escuchar de la maestra, que ahora les dicta todo, entregarnos un reporte en el que nos enteraremos si la niña salió o no inteligente, si sirve o no para ese colegio y por supuesto si nosotros cumplimos o no con los razonables, estructurados y muy estudiados procesos del colegio. Estamos en esencia siendo educados de nuevo por el colegio y subordinados al silencio y la no posibilidad de participar en el proceso de educación de nuestra hija. ¡Irónico! Dos carreras profesionales, maestría, especializaciones y más de 17 años de educar, formar y desarrollar a otros no sirvieron para proponer nuestro punto de vista. ¿Suena familiar? Fuimos subordinados, en buena fe, de manera magistral y de nuevo resocializados a no discutir con el poder de las instituciones y de la autoridad. Estoy seguro de que mi hija estará muy bien y que el colegio es una institución seria y responsable. Como lo era mi padre, madre, profesores, colegio, universidad, compañías y todos aquellos que en buena fe siempre han querido decirnos como hacer, pensar, hablar, actuar y proceder para que nos vaya bien. Y nos va bien. ¿Qué tanto? Pues tan bien como seamos condicionados a que nos vaya bien.
La visual del enfoque lineal se abre profundamente, no necesariamente se cuestiona, cuando algunos pensadores comienzan a dar inicios a la teoría sistémica del lenguaje como herramienta principal del líder. Los sistémicos, comienzan a introducir posibilidades distintas en el dibujar un líder más completo al que llamamos hoy múltiple o circular. Y a este líder le construimos características distintas a las del líder único. En este paradigma el líder mantiene sus competencias de inteligencia, fuerza, encanto, estrategia, control, responsabilidad, visión, planeación, control, disciplina y las otras más, pero además comienza a sumar destrezas de comunicación estratégica que lo hacen muy poderoso. Observa el mundo, sin exclusividad de quererlo administrar, controlar o manipular y simultáneamente se da el permiso de observarlo desde distintos escenarios que le abren posibilidades de conectar con él con un multi- paradigma de opciones. Escucha para entender, propone para construir, indaga para recoger, muestra para conversar, se llena de hechos para juzgar y simultáneamente es capaz de observar desde distintos escenarios. Versatilidad es el nombre del juego en este escenario. Comprende que el lenguaje es en esencia lo que nos constituye como seres humanos, que somos entes conversacionales y que por ende sus competencias como líder deben incluir destrezas que lo hagan un insuperable conector de puntos en el o los sistemas en los que interactúa. Es capaz de crear nuevos contextos para cambiar la forma de ver y entender, se da el espacio para comprender puntos de vista de los otros y hacer crecer nuevas posibilidades con ellos, puede ir al pasado y traer episodios de éxito y fracaso para convertirlos en mejores prácticas, usa sus emociones como “gasolina” energética y la inyecta dentro de los sistemas para impactarlos con estrategia, permite el desarrollo de ideas y acciones que cuestionen lo establecido y lo aplaude y se da el permiso de interactuar con todos los miembros de su equipo para vivir inmerso en el mundo de las posibilidades.
¡No son más que una partida de inútiles! Me dijo un cliente durante una sesión de coaching ejecutivo, una tarde de lluvia en el 2006. No lograba comprender porque trabajando en una multinacional de las más grandes del mundo, casi ninguno de los empleados estratégicos de la compañía lograba comprender como producir ebitda. Son gerentes, son subgerentes, son supervisores, todos son personas que tiene educación y que las entrenamos acá sin restricciones…. me decía molesto y muy confundido. Su vice presidencia controlaba todos los aspectos financieros de la compañía y al no lograr que en ninguna reunión los colaboradores lo entendieran en su pedido, la estrategia que implementó fue aumentar los procesos de auditoría y control con el fin de garantizar los resultados. Todo esto se había comenzado a gestar hacía ya un año y los resultados que tanto anhelaba solo eran una oscura sombra de rotación, mal clima organizacional, procesos de reclamación y castigo. Su nacionalidad no era colombiana y le servía como excusa para decirme que todo era un problema de los colombianos. ¡Les falta disciplina, no hacen supervisión y siempre me ven con cara de bravo! Ese fue el primer día. Pasamos 120 minutos completos juntos durante los cuales me explicó sus posturas, teorías, posiciones, certezas y verdades sobre cómo se debía gerenciar la compañía y la cantidad de inútiles con los que desafortunadamente tenía que trabajar. Durante seis meses completos trabajamos juntos. En algún momento me permitió sugerirle que hiciéramos un trabajo de escucha para comprender porque los colaboradores no lo entendían. Encontramos dos factores: Su lenguaje era áspero, punitivo y sobre todo alienador. Las personas le mostraron que cuando quería conectarlos como equipo lo que lograba era paralizarlos. Lo segundo que le mostraron fue que el concepto de ebida como índice financiero no era claro para nadie. Sin embargo se comprometían a cumplirlo para no terminar castigados. Como resultado logramos sentarnos y diseñar un proceso de formación financiera liderado por el, recorrió el país completo y lidero cada taller, se conectó con todos, contesto a sus inquietudes, escucho sugerencias y acompañó a todos los colaboradores vitales de la organización en ayudarles a planear, implementar y lograr resultados. Su acción fue un ejemplo en la compañía y se adoptó como modelo para las demás vice presidencias. Por mencionar dos logros, se cumplieron por encima del 100% las metas de ebitda y en la medición de clima organizacional de GPTW puntuaron entre los de la cima.
El gerente coach navega en ambos mundos. Se encarga de que los procesos y planes se cumplan y conoce el arte liderar a otros a través de la conectividad que solo se genera cuando se educa el lenguaje para producir resultados excepcionales en las personas. Entiende que es el arte de manejar una bicicleta: Pedalea con cadencia para movilizar todo el complejo engranaje de piñones, cadena y rueda trasera para lograr movimiento y avance (Procesos). Pero además controla el timón para lograr una impecable conducción del vehículo y llevarlo a donde lo planeo (Relaciones). Es un ser versátil y sabe que con el lenguaje es que se construye el mundo.
(1) Luis Alberto Zuleta : Formado y certificado como consultor y coach por: Arthur Andersen (COLOMBIA), GTZ (ALEMANIA), Kensignton Consultation Center (INGLATERRA), MDC (MEXICO), entre otras certificaciones. Ha Dictado talleres de desarrollo organizacional por 20 años para empresas privadas y públicas, Cámaras de comercio, Universidades, Empresas, Consultoras, Cajas de compensación, Gremios. Supera las 8000 sesiones de coaching persona y más de 10.000 personas formadas en sus métodos y propuestas de comportamiento y competencias empresariales. Coach político del actual gobernador del Departamento de Cundinamarca, profesor en liderazgo del CESA y proyecto de formación de formadores para el Senado de la República de Colombia.
I really liked your Information. Keep up the good work. Administrative Process
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