Por Omar Altamar Santodomingo. (Marketero y Bloguero invitado)
El Covid-19
y la Infodemia son las pandemias simbióticas del 2020. La primera con una alta
tasa se letalidad y la segunda con alta tasa de “mortalidad mental”. Los
efectos de la segunda son peores que los de la primera debido a que quienes
lanzan predicciones sobre la primera son importantes personajes que se salen de
su campo de conocimiento, desconociendo el impacto de sus opiniones en la
comunidad.
El pasado 23
de febrero, el prestigioso filósofo italiano Giorgio Agamben se refería a
la epidemia y a las medidas de emergencia como “frenéticas, irracionales y
completamente injustificadas”; un mes después, el 22 de marzo, el
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, desde su cuenta de twitter
afirmaba que “NO PODEMOS DEJAR QUE LA CURACIÓN SEA PEOR QUE EL PROBLEMA
MISMO”, agregando a través de una alocución, sentirse “muy
contento”, porque la Reserva Federal acababa de reducir las tasas de interés a
casi cero, en una respuesta de emergencia a la inminente devastación económica
de una rápida propagación de la pandemia de coronavirus. “Relájense¨, aconsejó
a los compradores ansiosos; “tenemos un control tremendo” sobre
la crisis, insiste.
No sabemos
si llamarlo karma, pero las condiciones vividas en Europa y en Estados Unidos
demuestran la equivocación de las afirmaciones y predicciones del presidente y
del filósofo.
En Colombia,
las medidas adoptadas para contener la propagación del virus y evitar el
colapso del sistema de salud han comprometido a dos pilares del desarrollo
social: la economía y la academia al punto de llevarlos a un coma inducido.
En cuanto a
la economía, algunos analistas sostienen que el Covid-19 impactará solamente el
primer semestre del año para luego retomar la tendencia actual, otros consideran
que podría ser la causa de una recesión económica mundial, tal como ocurrió con
el Sars, en 2003 o con el H1N1, en 2011.
Teniendo en
cuenta que del manejo económico depende el desarrollo social de un país, hoy
surge la alternativa paliativa de invertir en activos que generen mayor
tranquilidad como el oro, o el dólar, debido al impacto que la situación causa
en mercados emergentes.
En el caso
de la educación, la fragilidad humana evidenciada ante el ataque del Covid-19,
invitan a actualizar el debate en torno al modelo actual del sistema educativo
y a las relaciones entre sociedad, educación y desarrollo, aportándole
importancia a la educación 4.0 que tiene como fundamento proporcionar
habilidades y destrezas para desempeñar actividades no repetitivas ni creadas a
través de machine learning.
Si
capitalizamos, la situación en que estamos, es claro que la educación encontró,
la alternativa más viable: migrar a ambientes virtuales de aprendizaje; lo cual
permitió, además, identificar problemas que ya existían y que requieren
soluciones sistémicas no soluciones de choque.
Aunque lo
que se está haciendo no es educación en línea, porque no ha sido diseñada
como tal, invita a pensar en alinear el sistema educativo con la tendencia
global en penetración de educación universitaria en línea:
- Estados Unidos 31% (Seaman Allen 2018)
- Canadá 17% (Donovan et al 2018)
- Australia 20% (Norton cherastidtham 2018)
- España 16% (Ministerio de Educación y Ciencia 2019)
Aunque
primero hay que solventar aspectos críticos, ojalá que la crítica de la
comunidad académica no impida el progreso.
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